Se sabe por cierto que Gabriel García Márquez, fallecido recientemente, frecuentaba ese refugio y nunca reveló el secreto de su amigo Fidel. Esos son amigos. Los demás, son sólo conocidos.
Isla "Cayo Piedra" propiedad de Fidel Castro en Cuba |
Un lugar de ocio obsceno, cuando se sabe que los cubanos no tienen dinero para frecuentar las playas, las cuales están reservadas sólo para turistas extranjeros y sus dólares, y cuando los cubanos van a la playa, es para “matar un tigre” como guía o para prostituirse.
Si pensaban que la vida de Fidel Castro giraba sólo en torno de esa Isla Privada, déjenme decirles que en la Habana tiene una humilde residencia de 1200 metros cuadrados ubicada al centro de una superficie de 30 hectáreas que incluye un complejo residencial para sus hijos, casa de invitados, academia de gimnasia, piscina, lavandería industrial y hasta una heladería exclusiva para su familia.
Antonio Castro, el hijo preferido de Fidel, con Patricia Nuñez, en un restaurante en La Habana |
Desde un pomar hasta un corral, Fidel Castro es un obsesionado por sus vacas, a tal punto que cada integrante de su familia, toma leche de una vaca diferente.
Es una vergüenza ver que a estas alturas, aún existan este tipo de políticos socialistas que promociona el Gobierno del extinto Hugo Chávez y del inexperto Nicolás Maduro, donde las riquezas las posee la élite política al mando, mientras el pueblo sigue sumido en una total miseria.
Al leer esto, creo que muchos estarán extrañando aquellos líderes de antaño, aquellos personajes míticos que alzaron sus voces en aras de un equilibrio social, de justicia e igualdad. Pero dice Arjona, "...Todos los que han pensado como tú ya están boca arriba, olvidados en algún cementerio, de equipaje sus ideales.
Murieron con la sonrisa en los labios porque fueron verbo y no sustantivo".
Y si no están muertos, están por ahí escondidos por temor a represalias no de la gente, sino de un sistema llamado Gobierno. Y en otros de los casos, presos ahogando sus voces y convirtiéndolas en silencio como Leopoldo López. ¿Cambiará algún día esta realidad?